UN "NO" EXTRAÑO

Hay gente a la que le cuesta aceptar las negativas. Algunos las niegan, otros las disfrazan, otros brincan por encima de ellas como si fueran deposiciones de caballo recién salidas del horno... Mi sobrina, por ejemplo, cree que cuando se le dice "¡¡¡NOOO!!!" significa "Por favor, haz lo que te salga del jigo de la forma más ruidosa y destructiva posible. Muchas gracias, flor."


Hace poco, una amiga le tiró a un chaval.


- Dios de mi vida!!!!!!!!!!!!! ¿¿¿¿Qué te dijo????
- Puf! Pues nada, un "no" muy extraño.
- Eing???
- Sí... Bueno... Se puso blanco, empezó a temblar y me dijo que no se imaginaba nada, que él no había demostrado nada, que si él se hubiese imaginado algo hubiese huido y que ojalá no hubiera salido esa noche para poder evitar tener esa conversación conmigo.
- *.*
- Bah!... yo le he dicho que se lo piense.

Desde entonces, cuando alguien suelta un No Catedralicio, yo digo que es un No Extraño. Ayer mismo tuve que dar uno, y no veas lo difícil que es. La abducida al ataque.


- Vente a la playa un finde.
- No.
- Pues un día.
- No.
- Venga...
- Estoy pintando la casa de mi madre. I can not.
- Esa misma chorrada me dijiste hace dos semanas.
- Voy habitación por semana, ¿sabes cuántos cubículos tiene la morada materna mía?
- ¿Pero pintas los dos días?
- El domingo.
- Pues el sábado.
- El sueco trabaja.
- Pues vamos de tapas.
- No.
- Venga, da igual que sea entre semana.
- No.
- Tíaaaa.
- Te he dicho de quedar a comer cuando el sueco está de ruta.
- No tía, es que del trabajo salgo muy cansada y necesito echarme una siesta.
- Pues yo es que del trabajo salgo muy cansada y no tengo ganas de irme de tapas.
- No tía, es distinto.
- ¿Por qué? ¿Por ser tú?


Y mientras hablábamos por teléfono, su novio le tiraba pellizcos. Seré muy anticuada, pero a mí el dolor no me mola ni jugando. Al 5º "¡Paraaa!" que ella dijo, me dieron ganas de colgarles. La última vez que los vi, en la época en la que poníamos 2 aros al brasero, se pusieron a jugar a hincharse a ostias mientras veíamos una peli. Luego él le retorció las manos y ella le dijo que no, que con las manos trabajaba. Acepto sin pestañear las esposas recubiertas de peluche negro, pero las ostias no me van.


Y pese a que todo lo que le dije era cierto, ninguno de mis argumentos era un despliegue de mis artes más mentirosas para evitarlos, me dieron ganas de mandarles a la mierda en plan puro y duro. Será que llevo unos días en plan destroyer, que cada síndrome pre-menstrual es un mundo y que en uno te da por comer chocolate y escuchar alguna cassette olvidada por ahí y otro te da por lanzar verdades a diestro y siniestro como la novia de Mazinger Z arrojaba sus tetas al enemigo, sin piedad.


Coño, si no puedo, pues no puedo. Si no borro tooodo lo que tengo en mi agenda por compartir mi mísero tiempo con tu maravillosa presencia, admítelo y punto. Si el niño al que te acabas de declarar le ha dado un ataque epiléctico de puro asco, asúmelo y dedícate a otra labor de más provecho, como aprender a hacer buñuelos de viento. Y si tu tía te dice que te bajes del sofá, que hagas el favor de sentarte a la mesa a terminarte el jodido plato; hazlo y punto, porque ya llegará el momento en el que quieras heredar de ella, y la muy cerda te mande a la mierda.