NO SOY MINERA

Pero quiero ser profunda. Síp. Me he dado cuenta de que soy más superficial que la silicona. He ojeado algunos blogs y ahí hay mucha gente que se ha ido a algún país cuyo exótico nombre termina en -uridkún, para trabajar por el progreso y el bienestar de esa maravillosa población; gente joven, los muy cabrones. Más jóvenes que yo.

Luego hay gente que posee la verdad absolutamente suprema y la verdad verdadera. Síp. Gente que analiza hasta el fondo el porqué de esta perra vida y les queda guay. Hasta saber diseccionar una a una las razones de por qué les gusta la paella, y les queda tan fino todo.

Por otro lado, hay gente que se acuesta con un escritor. Y encima, con un ex-novio tiró una pared de su casa a martillazos porque no les entreban unos sofás de azul eléctrico. Y va a playas nudistas por vocación. Y duerme cuatro o cinco horas diarias. Eso no ha sido por blog, eso ha sido una conversación telefónica, pero bueno. También vale porque seguro que tiene un blog.

Y más, y más. Gente que lee tochacos increíbles, que está al tanto de cualquier novedad en el mundo editorial. People que sabe qué vocalista cambió de grupo en el 1976, para crear otro mítico de death-doom-metal (que asustaba hasta a Alice Cooper), pero le dio a las drogas hasta perder el norte y terminó en 1993 cantando en un grupo de reaggeton (o cómo sea).

La gente es tremenda. Hay blogs que alucinas de trabajados, ingeniosos (y también, a veces, pedantes que te cagas, osea). Y el mío, pos no. Está invadido por una contínua "run-runera". Y quiero esto, y quiero lo otro, y quiero esto, y odio aquello, y envidia verde, y tontería y tontería.

Y veo una plaga del triste y gris consumismo que nos rodea. Y veo un egoísmo intrínseco, al pensar en todo lo que yo necesito (unos piratas negros, ains... T-T) y no lo que necesitan mis compis; o al pensar que haré algo para ayudar a la peña, y luego me echo atrás a los tres coma dos segundos.

Simplemente y llanamente, vacuidad.

Sólo quejíos, sólo quejíos y run-runera.